El suelo de madera constituye un elemento fundamental en el hogar, ya que otorga elegancia y nobleza a las distintas dependencias donde desarrollamos nuestra vida cotidiana y transmite sensación de calidez al proceder de una materia viva como es el árbol.

Utilizando el tratamiento adecuado se puede colocar en cualquier estancia del hogar, complementado con una buena orientación profesional avalada por más de 20 años de experiencia en el sector, determinará la madera más apropiada que se debe instalar , al tener en cuenta, humedad, luz, uso…. de estas estancias y determinando en función de las mismas características de la madera (veteado, origen, resistencia, etc…), la más apropiada.

El parquet en sí, tiene un alto valor estético, ya que a la belleza propia de la madera, se le pueden añadir motivos geométricos variados como cenefas, fajeados, etc…

La instalación de un parquet es una tarea realmente complicada pues necesita el desalojo de las estancias donde será instalado para alisar completamente el pavimento y pegar las tablillas. Por otro lado, el barnizado del parquet requiere que la vivienda esté deshabitada durante unos días, pero estos inconvenientes habrán merecido la pena cuando vea el resultado final.

Garantizamos profesionalidad en la instalación, tratamiento y normas para el óptimo mantenimiento, que le permitirá disfrutar de su suelo durante generaciones.

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La tarima clavada es el sistema más antiguo y tradicional en la instalación de un suelo de madera maciza, por ello se demandan especialmente en la sustitución o reparación de pavimentos en viviendas de construcción muy antigua, y menos en viviendas de nueva o reciente construcción, al haber sido sustituidas por las actuales tarimas macizas machihembradas (tipo Jünckers, Serenzo, etc…)

La tarima clavada exige contar con una superficie perfectamente nivelada (que de no existir, nivelaríamos nosotros), donde fijar los rastreles (de aprox. 4 cm grosor, de 5 a 7 cm de ancho y de 2 a 2'5 m de longitud) donde posteriormente serán clavadas las lamas de madera.

Existen ocasiones en que nos encontramos con viviendas donde ha acontecido un siniestro provocado por agua, en el que la instalación original de la tarima ha sido realizada con diversas estéticas, como puede ser en cuadros (tipo baldosa) con taco en el centro de una madera distinta para destacar el cuadro y que requiere que la instalación de los rastreles se haga a modo de enrejado, o bien enmarcados de estancias con fajeados que son separados con junquillos de madera de jatoba o sapelli para realizar distintos tipos de instalación (inst. al hilo, separado de una instalación en espiga), que requiere de cierta pericia, y sobre todo experiencia y profesionalidad, a la hora de conseguir un resultado idéntico al que posee el resto de la vivienda.

El tratamiento final es el lijado y barnizado de la tarima, que puede ser acabado en Urea, al agua, o bien en poliuretano, que es un barniz más elástico e impermeable que resiste el proceso de mantenimiento y limpieza que se pueda emplear sobre la tarima posteriormente.

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